ME
DIJERON
Me
dijeron que no podía.
Porque
era indio, porque era gaucho,
Porque
era pobre, porque era súbdito.
Porque
las cosas son así
Unos
mandan y otros obedecen.
Me
dijeron que callara.
Que me
aguantase, lo que no me gustara
Que sea
correcto, que sea obediente.
Me
dijeron también que era pequeño, que era insignificante.
Y tanto
me lo dijeron que me hice invisible, y hasta la voz se me fue yendo.
Y así
anduve mucho tiempo, vagando, mordiendo el silencio, durando en vez de
viviendo.
Siglos de
bronca fui juntando por dentro.
Hasta que
la tierra parió.
Y parió
el grito y dejó atrás el lamento.
Me puse
de pie y soporté los vientos
Y mis
piernas siguieron firmes, clavadas en el suelo.
Y me
dije: “No es mi destino arrastrarme, sino levantar vuelo”
Entonces
el tiempo como un látigo repentino, me abrió el entendimiento.
Ahí
abracé las razones de Atahualpa, de Túpac la resistencia, de Moreno la
conciencia, y de Belgrano la lucidez.
De Güemes
la rebeldía, y de San Martín la osadía
de
enfrentar a gigantes enemigos.
También
me amamantaron
las
"hembras insolentes"
que
enfrentaron al poder:
Macacha,
Juana, y Bartolina,
para que
nunca más se diga
que la
patria no tiene
rostro de
mujer.
Y
entonces me cargué el sufrimiento y la lucha de los olvidados, que tal vez sin
ser soldados esparcieron su sangre, para que esta tierra se vuelva grande
Hoy
recuperé la voz, y el aliento
Soy un
bravo, con corazón y sentimientos.
No tiene
dueño mi destino
Por la
libertad, no tengo ya temores,
Pónganse
de pie señoras, señores:
¡Soy el
glorioso pueblo argentino!
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